Cada día pasan por nuestros riñones 150 litros de sangre. ¿Cómo es posible?

Post de: Miguel Guirao
ÁREA: NEFROLOGÍA

Cuestiones previas

El cuerpo humano necesita para su supervivencia oxígeno y nutrientes. El primero es aportado por la respiración, con su movimiento inspiratorio. Desde los alveolos pulmonares pasará a la sangre, para ser distribuido a todas las células del organismo. Una vez realizado el metabolismo celular, éstas desprenderán anhídrido carbónico que tiene que ser eliminado. Para ello, será la propia sangre la que lo lleve hasta los alveolos respiratorios para, desde aquí, ser expulsado al exterior a través del movimiento espiratorio. (Ojo, no expiratorio).

Por otro lado, los nutrientes de nuestros alimentos serán absorbidos desde nuestro aparato digestivo y, de nuevo, será la sangre quien los lleve hasta todos los rincones de nuestro organismo. La parte no absorbida será eliminada en forma de residuos a través de nuestras heces. Los nutrientes serán utilizados (metabolizados) por todas las células y, consecuentemente, se producirán sustancias de deshecho que vuelven a la sangre. Es aquí donde se aprovecha la filtración renal, los riñones tienen que limpiarla de sustancias nocivas que pasarán a la orina para ser expulsada al exterior.

Como vemos, excretamos a través del aparato respiratorio (espiración), aparato digestivo (heces) y aparato urinario, riñones, con la producción de orina. 

La nefrona

Cada riñón incorpora en su interior la nefrona, la unidad filtrante. En principio, la filtración se va a hacer entre el ovillo vascular arterial que constituye el glomérulo renal y la cápsula de Bowman, que es el comienzo del tubo que transporta la orina.

Para que la sangre pase del glomérulo a la cápsula necesitamos mucha presión para que se salga del vaso y pase los poros de la cápsula, y eso lo conseguimos haciendo que la salida vascular sea más estrecha que la entrada: arteriola aferente es más ancha que la eferente (es como apretar una manguera de riego para que el agua llegue más lejos). Nuestros cinco litros de sangre pasan unas dos veces a la hora por este filtrado renal. Por lo tanto, por nuestros riñones pasan unos 250 litros diarios de sangre. ¡¡¡De momento no he hablado de venas!!!



Ahora bien, si la sangre es roja, ¿por qué su filtrado en orina no lo es también? Porque el rojo se lo da la hemoglobina que va en los hematíes, eritrocitos o glóbulos rojos, y éstos no caben por los poros de la filtración. Si hay sangre en la orina, ¡¡¡OJO!!!

Ojo, con la filtración renal no sólo conseguimos eliminar productos de deshecho, sino también, regular el volumen de sangre, su acidez, su composición química, etc. A grandes rasgos, la composición de la orina es: un 95 % de agua, un 2 % de sales minerales y 3 % de urea y ácido úrico. La urea procede del metabolismo proteico del hígado. Su valor en los análisis nos puede dar idea de cómo funcionan los riñones. Casi siempre, ante un enfermo terminal, se produce un fracaso renal y un coma urémico, al no eliminar la urea y producir una intoxicación.

Una vez producida la filtración, comienza el recorrido de lo que podríamos considerar la primitiva orina por los tubos renales que la conducen, los túbulos de la nefrona. Al día producimos unos 150 litros de esta primitiva orina que, evidentemente no expulsamos al exterior en la micción. Si esto ocurriera, “en la primera meada nos secábamos der tó”; sólo orinamos una décima parte, poco más de 1,5 l. Entonces, ¿qué ha pasado con el resto? Aquí viene el segundo papel importante de la nefrona, la capacidad de reabsorción de este líquido de nuevo al torrente sanguíneo. Por eso, aquella arteriola eferente que salía del glomérulo se empieza a enrollar alrededor de los túbulos renales para recibir este líquido. En esta unión entre arteriola y túbulos hay, además, un intercambio interesante de metabolitos que regulan su cantidad en el organismo y todo está regulado por hormonas. Al final de la ramificación de las arteriolas eferentes pasamos a las venas.

Podríamos decir que las arterias que han soltado tanto líquido para la orina primitiva, hasta que no lo recuperan, no se transforman en capilares venosos.

Cuando todo este proceso fracasa, fracaso o fallo renal, tiene que entrar en acción la hemodiálisis.


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