"Las niñas necesitan referentes femeninos en la ciencia"

Cuando la divulgadora científica Clara Grima trataba de explicarle a sus hijos qué era el número Pi, les decía que era un número que se encontraba entre el 3 y el 4, o que sin él no podríamos medir los círculos. Poco a poco se dio cuenta de que, igual que a los niños no les das una lista de palabras descontextualizadas para que aprendan palabras de memoria, sino que las van aprendiendo poco a poco leyendo cuentos, tampoco puedes enseñarles las matemáticas así. “Si mis hijos aprenden palabras con cuentos, por qué no iban a aprender matemáticas con cuentos?”, y así comenzó a escribir en su blog, Mati y sus Mateaventuras.



Clara Grima es profesora del área de matemática aplicada en la Universidad de Sevilla, y allí entendió por qué prácticamente no tenía alumnas chicas. Y es que, a partir de los 6 años, parece que las niñas empiezan a desligarse de las matemáticas, ya que estas se asocian a la brillantez, y la brillantez a los chicos. Cuando Grima daba charlas en los colegios, a partir de tercero de primaria el número de alumnas que respondían “yo” a la pregunta “¿Cuántas queréis ser matemáticas?” era 0.

En el curso 2018-2019, el número de chicas respecto a chicos en las carreras de Ingeniería de Computadoras, Ingeniería de Sowtware y Tecnologías Informáticas rondaba el 11%. En cambio, en el grado de Ingerniería de la Salud, el 53% eran mujeres. “No es la palabra ingeniería la que les echa atrás, sinó que la palabra salud las atrae. Ahora que estudiar matemáticas no se asocia a ser profesor/a, sino a computación o inteligencia artificial, el número de chicas en esta carrera ha bajado en picado".

Ada Lovelace fue la inventora de la informática, y entre las primeras programadoras encontramos a Dorothy Vaughan. En los años 60, un artículo de la revista Cosmopolitan citaba “Hay una nueva profesión para mujeres: programar”. Prácticamente todas las programadoras eran mujeres en esa época. Sin embargo, cuando los primeros PC comenzaron a comercializarse y venderse, se los publicitó como aparatos de entretenimiento y ocio, principalmente para jugar a videojuegos, dirigidos a chicos. Desde entonces, el panorama de la informática cambió.



El profesor de matemáticas de la Universidad de Berkeley, Edward Frenkel, afirma que “Hay una pequeña élite que tiene el poder. Y lo tiene porque sabe matemáticas y tú no”. Con esta cita en mente, Grima afirma que “hay que empezar a hablarles de ciencia a la niñas desde pequeñas, antes de que se echen atrás, y para eso necesitan referentes femeninos, personas normales”. Esto no significa que no queramos que las niñas elijan libremente lo que quieran ser, pero según nos cuenta Grima, a ella de pequeña le encantaba jugar a las casitas y nunca se interesó en las pistolas de juguete de su hermano… hasta que vio Los ángeles de Charlie. Es decir, hasta que contó con referentes femeninos.

En la Universidad de Sevilla, Clara Grima y otras cuatro compañeras de profesión han creado la obra de teatro Científicas: pasado, presente y futuro. En ella, el primer día que acuden a los colegios las cinco actrices se disfrazan de cinco científicas del pasado, como Marie Curie o Hipatia y el segundo día se quitan los disfraces para presentarse como científicas del presente. “No se trata de que todos sean científicos, sino de que entiendan la importancia de la ciencia.”


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